miércoles, 28 de junio de 2017


La vida desconocida y esperpéntica de Blancanieves y sus descendientes.   (12/05/15)

Hace más de cuatrocientos años que nacieron Blancanieves, el Príncipe Fernando y los siete enanitos. Personajes estos, amables y carismáticos que han mantenido embelesados a muchas generaciones de niños de todo el mundo. Aún permanecen vivos en  la actualidad al tratarse de seres inmortales, que además nunca envejecen. No sucedió lo mismo con la madrastra que murió cuando saltó al vacio intentando escapar de los siete enanitos que la perseguían para vengar la muerte, por suerte temporal, de Blancanieves. Así que la historia de estos  personajes, aunque secretamente, ha continuado en el tiempo.

Después de intensas investigaciones y contactos con magos y adivinos como Rappel, Sandro Rey o Aramís Fuster, he conseguido averiguar que siempre han celebrado todos y cada uno de los aniversarios de su casamiento. 

…Aún recuerdan en París la fastuosa boda oficiada por el Cardenal Richelieu. Y si en el primer casamiento estuvieron presentes los enanitos del cuento cantando lindas canciones durante la ceremonia y portando las arras y los anillos en valiosísimas bandejas de oro y zafiros; en las siguientes que se celebraron en Londres, Roma, Moscú, Holanda y un largo etcétera, asistieron todos los representantes de la nobleza europea.

Después de esto, los enanitos fueron despedidos por el Príncipe sin ningún tipo de indemnización económica, gracias a las reformas laborales que este había implantado en su país. Estos se vieron obligados a enrolarse en el Cirque du  Soleil formando parte, como jugadores, de un futbolín gigante.

El contacto y el trato  de la pareja con tantas Altezas Reales les fue cambiando el carácter poco a poco, tornándolos frívolos, altivos, soberbios y prepotentes.

En las boda de plata de Blancanieves con el Príncipe, la madrina fue Caperucita Roja, ya que aunque mucha gente no lo sabe, ellas se habían conocido con ocasión de la coronación del rey  Carlos XI de Suecia, donde trabaron una solida amistad; llegando incluso a compartir una barbacoa hecha con las patas del lobo asadas a la brasa; esto después que el cazador de la historia lo matara para tranquilidad de todos los habitantes que poblaban los bosques del país de irás y no volverás.

Como sabemos, la celebración de una boda cada veinticinco años lleva aparejado el nombre de un metal valioso, así que las siguientes fueron las de oro, las de diamantes, de platino, rodio, osmio, etcétera...

En otra ocasión mientras vivían en Francia les estalló la Revolución y a punto estuvieron de morir guillotinados, menos mal que les ayudó el Doctor Manet  a escapar milagrosamente de semejante horror. 

De Moscú tuvieron que salir huyendo cuando allí estaban viviendo majestuosamente al lado del Zar. Los revolucionarios bolcheviques los persiguieron hasta la frontera con Hungría; pero ellos gracias a sobornos consiguieron escapar milagrosamente cabalgando en un “kibitka”. 

Con Hitler no tuvieron ningún problema pues el Príncipe al ser alto, guapo y rubio parecía un joven ario, aunque para no tener problemas de ningún tipo con el régimen, ni levantar la mínima sospecha, se alistó en la SS.

Aunque nunca estuvo en el frente de batalla trabajó para el gobierno como contable, controlando los bienes y valores requisados a los judíos, donde de vez en cuando aprovechando un descuido del vigilante, alguna joya se le pegaba a los dedos. Cierto día distraídamente se metió en el bolsillo el diamante Orlov en vez de meterlo en la caja fuerte y es que este Príncipe cuando joven era bastante distraído.

Hubo una época, próxima a una de sus muchas “lunas de miel”,  que estuvieron viviendo en Puerto Rico, (Por la canción de Gloria Laso que en aquellos años estaba de moda y sonaba en todas las radios del planeta).

Cuando celebraron las bodas de Iridio, hace de esto apenas veinte años, entre otros muchos personajes ilustres asistieron los duques de Palma, la hija de Aznar, y toda la camarilla de la trama Gürtel que obsequiaron a los contrayentes con lindos y costosísimos regalos: una limusina kilométrica; una lujosa mansión en la Costa Brava y una cuenta en el BHF-BANK Suizo que le abrió personalmente el señor Bárcenas, más conocido por sus correligionarios como “el cabrón”. Todo esto fue posible gracias a que el apuesto Príncipe les había estado concediendo durante muchos años todas las obras faraónicas que se construyeron en los territorios de su Principado y la concesión de todas sus autopistas de peaje. De aeropuertos no cabe aquí hablar ya que no han construido ninguno; pues es sabido que las brujas viajan en escoba y los  magos orientales lo hacen en alfombras voladoras. 

Después de esto, Blancanieves viajó a Cataluña para disfrutar de su nuevo hogar donde conoció al “President” Pujol que le enseñó a blanquear el dinero negro de las comisiones y abrir cuentas en todos los paraísos fiscales con sede en el Océano Pacífico.

Como el matrimonio no tenía otra cosa que hacer y con el dineral que poseían se dedicaron a la cría de “agüilis” “guanaminos” y “alacranes albinos” que les reportaron enormes beneficios económicos.

Parece ser que al matrimonio no le gustaba ver la televisión, pues no soportaban a la Princesa del Pueblo (Belén Esteban) quitándoles protagonismo, así que por las tardes se dedicaban a fabricar niños, pues Blancanieves tenía añoranza de los tiempos en que vivía con los siete enanitos. Como ella es bastante egoísta, han tenido nada menos que catorce. Parece ser que alguno de ellos no sea hijo del Príncipe, ya que éste estuvo cinco años encarcelado, por tráfico de influencias, falsedad documental y malversación de fondos públicos, sin derecho a visitas y mucho menos tuvo permiso carcelario durante ese tiempo, ni le fue aplicado nunca el tercer grado.

A la salida de la cárcel y enterado del “marrón”, el príncipe repudió a Blancanieves que ahora vive rejuntada con el conde Lequio. A decir verdad el Príncipe le hubiera perdonado esos deslices, porque la quería, (también, ¡después de tantísimo tiempo juntos! Que otra cosa se podía esperar). Pero lo que de verdad le molestaba a Él, es que no pudiera ponerse la corona en las grandes celebraciones de palacio y en su lugar, para disimular, tuviera que vestir un casco de vikingo.

Casi todos los miembros de la familia se vinieron a vivir a España por aquello del buen clima, la dieta mediterránea y la buena mesa; aparte de que aquí si te cogen con la mano en la caja fuerte, no te pasará absolutamente nada y encima conseguirás más votos si estás metido en la política.

El mayor de todos los hijos, un visionario de las finanzas, se afilió al partido que gobernaba por entonces la Comunidad Valenciana y allí se puso las botas y “no la de siete leguas precisamente” aprovechando la burbuja inmobiliaria, los “pelotazos”, las recalificaciones de los terrenos propiedad del Ayuntamiento y la celebración de grandes eventos deportivos y religiosos.

El tercero, por orden cronológica, en la actualidad anda metido en el tráfico de armas habiendo contrabandeado anteriormente con Gadafi y Hugo Chaves, (el de Venezuela). También en los ratos libres se dedica al blanqueo de dinero negro proveniente de las drogas. Debido a esto tuvo participación activa en el clan de los Charlines y llegó a negociar, con el narcotraficante mejicano Pablo Escobar, la entrada en Europa de grandes cantidades de heroína y cocaína. 

El hijo más mimado de la feliz pareja después de pasear por todo el mundo como un empedernido mujeriego y auténtico playboy se fue a vivir en Andalucía donde ha tenido participación activa en el reparto de los recursos públicos destinados a cursos de formación para los parados y en la adjudicación de los Eres fraudulentos, donde sus empresas se han visto largamente beneficiadas. Ahora está en busca y captura gracias a que su Lamborgini corría mucho más que el Seat Panda de la Policía Nacional que lo perseguía.

De los otros hijos poco sabemos a no ser que algunos de ellos son presidentes y accionistas de grandes bancos y compañías petroleras, hidroeléctricas y de telecomunicaciones. A estos nunca les cortarán el suministro de electricidad o de agua, ni les faltará la gasolina en el coche y se podrían pasar la vida entera hablando por el móvil.

Aunque hay indicios que el más pequeño, ha entrado en la FAES, donde ha compartido pupitre con el pequeño Nicolás durante cuatro años. Parece ser que este chico será el próximo talento a descubrir por la señora Esperanza Aguirre para que lidere la Comunidad de Madrid.

No obstante la ex pareja hace ya muchísimos años que festejaron sus bodas de platino y ahora no sé a qué metal precioso habría que adjudicar el nombre, si un nuevo evento matrimonial sucediera si hicieran las paces. Probablemente esas serían las bodas de Coltán por su inmenso valor económico y estratégico en la fabricación de teléfonos móviles, donde el ex matrimonio  tiene  importantes inversiones para la explotación de dicho metal y de paso la de los trabajadores que lo extrae de las minas del Congo.

Así que han sido y siguen siendo muy felices comiendo, por lo menos, tres veces al día perdices; chuletillas de cordero lechal; cochinillo asado; grandes chuletones de buey; caviar iraní y jamón del bueno, de ese que dicen que su tocino no tiene colesterol. Sin olvidarse de darse buenos atracones del mejor marisco de las costas gallegas, acompañados de buen vino fino o delicioso albariño.  

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martes, 27 de junio de 2017


Felicidad

Eran las seis de una mañana de invierno. A esa hora todavía no había amanecido.

Como cada día esperaba, en la estación de Atocha, a que llegara el tren de cercanías para ir a mi trabajo.

Durante una temporada la vi bajar apresuradamente las escaleras mecánicas con el tiempo justo de subirse al tren.

Quizá por ese motivo no había sido posible que se fijara en mí. Pero yo no perdía la esperanza de que un día pudiéramos coincidir.

Necesité dos semanas para darme cuenta de que, si quería hablar con ella, debía montarme en el vagón que iba delante del mío.

Han pasado varios meses y la primavera envuelve el aire con el perfume de las damas de noche, plantadas en el Paseo del Prado y en el Jardín Botánico próximo a la estación.

Ahora corremos juntos todos los días para no perder el tren, agarrados de la mano.

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