¡QUE SUERTE! (16/12/15)
¡He cumplido setenta y cuatro
años! Estoy feliz y pienso: « ¡Qué suerte he tenido durante todo este tiempo!»
He tenido suerte de haber
venido al mundo en un país bonito, a pesar de haber tenido que estar ausente de
él durante muchos años; suerte por haber podido volver a él. Suerte de haber
nacido sin ninguna secuela o tara importante; de no haber conocido de cerca
ninguna guerra, ni padecido terremoto, tsunami o atentado, mismo habiendo
siendo usuario del tren que diariamente me llevaba a mi trabajo en
Torrejón de Ardoz.
De haber sido educado con
cariño. De haber aprendido lo poco que sé con “maestros” que nos enseñaban
valores, como la urbanidad y el respeto, inculcándonos la disciplina necesaria
para convertirnos en personas decentes.
Suerte de haber aprendido
una profesión que me ha permitido progresar en el campo industrial. De haber
podido estudiar una carrera que me ha permitido conocer las más avanzadas
tecnologías; así como excelentes profesionales y mejores compañeros de trabajo.
Suerte por haber conocido
otras ciudades, países y continentes; por haber sido emigrante, por haber
tropezado con una persona cabal con la que he formado una familia.
Suerte de tener unos
hijos no diré maravillosos, aunque para mí obviamente lo son, solo diré que estudiosos,
trabajadores y honrados.
Suerte de tener unas
nietas cariñosas y capaces, y un biznieto del que aún no conocemos su carácter,
pero seguro que será buena persona; por ahora con sus tres añitos de vida, solo
es la mar de “salao” y revoltoso.
Tengo suerte de conservar
amigos de mi juventud y los que hice después, por esas tierras que anduve,
trabajando o acampando o en los viajes de mayores del Inserso.
He tenido suerte de haber
podido actuar siempre con libertad haciendo en todo momento lo que creía
conveniente, incluso cuando decidí no perder dos años de mi vida haciendo el
servicio militar.
He tenido suerte de no
haber sufrido ninguna enfermedad grave, ni intervención quirúrgica importante.
He tenido suerte de que
no me haya faltado casi nunca el trabajo. Ni en tiempos de crisis, ya fuera en
España o en Brasil.
He tenido suerte de no
haber tropezado con mala gente, que en mi juventud y al no tener cerca a la
familia, pudieran haber influenciado en mi carácter y derivar por adquirir
malas prácticas, como el pillaje, las drogas, la bebida, o el juego.
Suerte de haber podido
completar los años necesarios de
cotización a la Seguridad Social, para ahora poder disfrutar de mi jubilación.
He tenido suerte de que
me guste la música y el canto y de haber formado parte a lo largo de los años de
dos “corales polifónica” y de “un
coro rociero”.
Suerte por haber podido en
ese caminar, haber alcanzado la cifra de cincuenta y tres años junto a la
persona elegida.
Suerte de haberme
integrado en los grupos de Literatura de mayores, asistiendo a las actividades
promovidas por “La Caixa”, o a los cursos y actividades ofrecidos por los
centros existentes en la ciudad donde vivo.
Suerte de poder disfrutar
de vacaciones en verano, y de algunos viajes esporádicos durante todo el año.
Y sobre todo gracias a
Dios por haber tenido la suerte de haber nacido. Para haber vivido.
¡Hasta siempre!
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