Ojalá
fuera cierto...
Hace ciento cuarenta años que Gepetto y su
hijo Pinocho decidieron marcharse de Collodi, en la Toscana italiana, debido a
la notoriedad que consiguieron después de la publicación del cuento que narraba
sus aventuras y que había alcanzado una fama universal sin precedente. Estos aún
permanecen vivos al tratarse de seres inmortales, que además nunca han
envejecido.
En el Condado de Evreux, donde viven desde
entonces, hacía mucho tiempo que no llovía. Las pocas plantas que se mantenían
vivas estaban mustias; la tierra reseca y cuarteada. Próximas a la vereda que atraviesa la campiña, infinidad
de aves se veían muertas a causa del calor sofocante del verano pasado.
Cierta noche ocurrió lo que todos temían,
una fuerte tormenta con aterrador aparato eléctrico descargó sobre aquella comarca.
La lluvia destrozó las cosechas y el
viento huracanado arrancó las ramas de los árboles esparciéndolas por los montes.
Estas, pronto fueron pasto de las llamas provocadas por los rayos que, uno tras
otro cayeron llevando el pánico a todos los habitantes.
La alegría que caracterizaba a la gente de
aquel pueblo encantador había desaparecido por completo del rostro y del ánimo
de sus moradores.
Los agricultores sufrieron inmediatamente
la falta de frutas, hortalizas y legumbres que recoger para venderlas en los
mercados, con las pérdidas económicas que esto les suponía.
Para Gepetto las consecuencias de aquel desastre
atmosférico se dejaron sentir pocos meses después; cuando en los almacenes de
maderas se agotaron los stocks existentes. Ya que estos fueron consumidos por
los vecinos para recuperar sus casas destruidas y tornarlas habitables.
Ante esta situación, el carpintero se
desesperaba sin encontrar una salida a la falta de materia prima con la que poder
fabricar sus muñecos y venderlos para ganar el dinero necesario para
sustentarles.
Se horrorizaba pensando: “¡Dios mío! ¿Cuántos
años serán necesarios para que los árboles plantados crezcan y puedan ser
cortados? ¿Cómo podremos sobrevivir a esta crisis?”
Para colmo de males al comienzo de este
año irrumpió en el país la pandemia que sigue asolando a medio mundo. El
obligado confinamiento y la falta de trabajo le ha cambiado la vida tornándola monótona
e insoportable.
Al chico se le rompía el corazón viendo a Gepetto
triste y depresivo; y no encontraba la solución para aliviarle los males...
Hace apenas unos días se le apareció en
sueños el Hada Azul; la que le insufló la vida y lo transformó en un muñeco con
alma. Pero en esta ocasión vino para darle las pautas con las que podrá ayudar
a su creador.
Esta madrugada Pinocho ha tenido suerte; consiguió
por fin, acceder furtivamente a la mejor emisora de radio del país; la de mayor
alcance y audiencia internacional.
Ha entrado sigilosamente en uno de los
estudios que estaban sin uso y ha puesto en marcha los micrófonos que allí hay
instalados, lanzando al aire su conocida sintonía:
“En esta frecuencia modulada 89.8 del dial,
transmite la RFI desde su sede de París”.
“¡Atención, señores radioyentes! Desde la Asamblea
de las Naciones Unidas, llegan noticias del acuerdo al que han llegado los
representantes de los gobiernos de los países miembros, con el máximo
mandatario chino Xi Jinping. Este, en nombre de su pueblo ha pedido perdón a todo
el mundo por los fallecidos a causa de la Covid 19, y se ha comprometido
formalmente a sufragar los gastos originados, en cada país, para combatir la pandemia.
Al mismo tiempo asegura que devolverá el dinero que han cobrado por la venta de
los respiradores y mascarillas; hayan funcionado o no, o no hayan cumplido las
exigencias sanitarias que se les presuponía”.
“¡Ahora presten muchísima atención! ¡Noticia
de última hora! La empresa alemana Boehringer Ingelheim informa que ha
conseguido desarrollar en tiempo record la vacuna Donghvalía para la prevención
del coronavirus. Los directivos de esa compañía han decidido, por el bien de la
humanidad, ceder sin ninguna contraprestación
económica la fórmula de dicha vacuna a todos los laboratorios del mundo, bajo
el compromiso juramentado de estos para fabricarla masivamente, con la
finalidad de que en muy corto plazo los mercados estén completamente
abastecidos y su distribución sea completamente gratuita”.
Después de haber lanzado a los cuatro
confines de la tierra esas buenas noticias, Pinocho está contento pues sabe que
por el tamaño de las mentiras que ha divulgado por las ondas, será muy difícil
que se agote la madera que le crece sin parar de su nariz.
La misma madera que su
padre necesita para ser feliz y seguir fabricando muñecos.2006244529695
Hola Vespasiano. Qué pequeño es el mundo, yo también trabajé durante 28 años en GM. Difícil pero no imposible encontrarse con alguien de esa empresa al cabo del tiempo. salu2
ResponderEliminarHola amigo, haz hecho de un defecto productor de madera en un muñeco, una penitencia de alcances mundiales pues hay tantos seres que padecen por decir mentiras que madera de muchas narices va a sobrar, Osvaldo Vela.
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